BREVE HISTORIA
PROYECTOS PREVIOS:
El "Ferrocarril del Meridiano"
Proyecto surgido en 1894 para la construcción de un ferrocarril de vía
ancha entre Madrid y Santander de 414 km a través de Buitrago del Lozoya,
Somosierra, Aranda, Burgos, Medina de Pomar, Bercedo, Liérganes y
Santander. Fue planificado para doble vía y contaba con un ramal a Bilbao.
No pasó del papel y quedó para siempre en proyecto.
El "Ferrocarril
Vasco-Castellano"
En diciembre de 1901 se constituye la CAFVC (Compañía Anónima Ferroviaria
Vasco-Castellana) con dos objetivos objetivos claros: absorber el tramo
Arlanzón-Villafría del Ferrocarril Minero de la Sierra de la Demanda para
el establecimiento de circulaciones de mineral propias y tender una nueva
vía de ancho internacional (1435 mm) entre Madrid y Bilbao a través del
valle del Jarama, Buitrago del Lozoya, Somosierra, Aranda de Duero,
Burgos, Briviesca, Santa Gadea del Cid, Sodupe y Bilbao.
La compañía fue obligada por las autoridades de la época a cambiar el
ancho internacional y fue a la quiebra en 1909, dejando tramos de
explanaciones en la provincia de Burgos.
Proyecto Domenchina
de Ferrocarril de Buitrago a Burgos
Proyecto sobre el que se basó la línea
finalmente construida en la década de 1930. En 1896, el ingeniero
Francisco Domenchina propuso el “Proyecto
de Ferrocarril Económico de Buitrago a Burgos”. Misteriosamente, el origen
del trazado se situaba en Buitrago del Lozoya y no en Madrid. Los
constructores comenzaron los sondeos del terreno esperando una inminente
aprobación, pero está no llegó y la información recogida se aprovechó para
conocer el terreno por donde posteriormente se trazó el definitivo tren de
vía ancha.
EL PLAN
GUADALHORCE Y LA CONSTRUCCIÓN DE LA LÍNEA DEFINITIVA:
Durante la dictadura de Primo de Rivera
se aprobó un plan para construir una red radial de ferrocarriles que
mejorara las comunicaciones con Madrid: el Plan Guadalhorce. Una de las
líneas de nueva construcción fue el Directo Madrid-Burgos, que comenzó a
construirse en 1928 a un ritmo muy rápido para la época. Como la ubicación
de la estación madrileña todavía no estaba decidida se decidió comenzar a
construir solamente el tramo comprendido entre el río Lozoya y Burgos.
Está fue la trascendental decisión que eternizó las obras.
Al comenzar la Segunda República se suspendió al Plan Guadalhorce, aunque
continuaron las obras de la línea a cargo de los organismos regionales a
un ritmo ralentizado. En 1933 se terminó la construcción del túnel de
Somosierra, lo que devolvió las esperanzas de ver el ferrocarril terminado
y en activo.
Durante la Guerra Civil se detuvieron las obras al convertirse la sierra
de Madrid en una zona estratégica para ambos bandos por su cercanía a la
capital. La explanación de la línea sirvió como una inmejorable carretera
para el movimiento de tropas, y los ataques en el frente ocasionaron
gravísimos daños a la infraestructura ya realizada.
Finalizada la Guerra Civil se incluyó al Directo Madrid-Burgos como una
obra de máxima urgencia, lo que provocó un auge inicial de las obras
durante los años 40. Durante esta década no se avanzó prácticamente nada
en la construcción, sino que se repararon todos los desperfectos
ocasionados por la contienda, y una vez terminado esto, en 1950, se
suspendieron los trabajos cuando estaba prácticamente terminado el tramo
Burgos-Lozoya y todas las obras importantes del tramo Madrid-Lozoya.
En 1958 se recuperó la actividad normal en las obras que permitió acabar
el ferrocarril en 1966 e inaugurarlo en 1968 bajo el ministerio de
Federico Silva Muñoz. El nuevo trazado permitía ahorrar más de 100 km y
reducir el tiempo de viaje del Talgo entre Madrid y Burgos de 4h30 a 2h45.
La historia desde 1968, en la
sección "Explotación" de la columna de la derecha.
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